NUESTRO ANGEL GUARDIAN
Nuestro Ángel Guardián es
sencillamente una parte de nosotros mismos. Es un núcleo de Luz de intensidad
más reducida que la Presencia “Yo Soy”.
Suele resultar difícil
para nuestra mente terrena, el comprender que en Verdad somos una Unidad, con
distintas partes o cuerpos.
A esta parte de
nosotros mismos se le dan distintos nombres. Lo más familiar, es llamar a
esta parte de nuestro ser, el Ángel de la Guarda, Ángel Guardián o Ángel de la
Presencia o Santo Ser Crístico o Cristo Interno pero también se lo suele
designar con otros nombres, tales como:
. Inteligencia Selectiva.
. Ángel Crístico.
. Hombre de Oro.
. Cuerpo Mental Superior.
. Intermediado.
. Guardián Celestial
Conocer estos nombres
evitará confusiones si los encontramos en algún libro. De este modo sabremos
que ellos refieren al Ángel Guardián.
En Verdad, somos el Ángel Guardián de nuestra personalidad o
sea el Director de nuestras acciones terrenas,
la Conciencia Interna que nos indica cuando no estamos “portándonos” bien.
Para aclarar aún más este
tema, cito palabras textuales de “Los Maestros Ascendidos Escriben el Libro de
la Vida”:
“Entre la Presencia
"Yo Soy" y la forma física mora el Santo Ser Crístico, (también
conocido como el Ángel Guardián). Es un Ser Inteligente, de Luz, con una
Conciencia Pura y Perfecta, que crece y aumenta con el Cuerpo Causal.
Aunque el Santo Ser
Crístico tiene una acción vibratoria inferior a la Presencia “Yo Soy”, es UNO
en acción con la Presencia y como sus características son de naturaleza
sentimental, es, por lo tanto, el Observador Silencioso del individuo (el Hijo
Unigénito de Dios) y cuando se le permite libertad de acción en el mundo del
individuo, actuará como un Divino
Director de todos los aspectos materiales.
Cuando el estudiante ha
avanzado en el Sendero, la proyección o retrato del Ser Crístico a través del
cuerpo físico, es lo que se ha llamado La Segunda Venida del Cristo, lo
que debe ser un asunto individual. Así, debemos entender por qué no es
suficiente sólo creer en el Cristo, sino que cada uno debe convertirse en el Cristo,
dentro de su propio ambiente.
Jesús se refirió a esta
Chispa de la Divinidad dentro del hombre, como “el Padre en lo Interno”.
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