Qué ideas
tenemos sobre nosotros mismos?
1- Nos vemos
como personas capaces, fuertes, con valor?
2- O creemos
que somos débiles, flojos, dominables por emociones de tristeza, enojo, temor…?
La primera
opción es muy buena, se tiene pleno dominio sobre las emociones pero la segunda
nos hace fáciles de caer bajo el manejo de esas emociones negativas.
La felicidad es
nuestro estado natural interior pero cuando nos salimos de nuestro centro alguna
mala emoción nos invade al instante, trayéndonos dolores de todo tipo.
¿Saben ustedes
que eso es ir en contra de las Leyes del
Universo? Pues sí! Y eso es malo!
Entonces, será
necesario revertir pronto el cuadro emocional. Ver y transmutar esa energía.
El sufrimiento,
las malas emociones y estados depresivos niegan la capacidad de vivir bien,
niegan al YO que es siempre feliz y alineado con Dios.
Niegan su gran
poder que todo lo puede cambiar.
Niegan su naturaleza
divina que es abundante y alegre.
Niegan el Alma
que desea siempre sentirse bien, en paz y feliz.
Niegan las fuerzas del Cosmos capaces de transformar y renovar todo.
Niegan también
tener cuerpos armoniosos!
Todo eso rechazamos cuando damos más
importancia a los malos pensamientos y las malas emociones!
¿Por qué entonces no vivimos como
queremos, contentos y felices?
Porque vamos en contra del Espíritu
cuando aceptamos las malas emociones!
No caigamos en la trampa de esas
entidades cuyo alimento es la energía teñida de enojo, tristeza, temor …
Todo el Universo fluye en armonía.
Pongámonos en su flujo!
Cultivemos las buenas emociones, las
mejores creencias y tendremos los mejores frutos!
“Quien tenga oídos, oiga”
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