Todas las personas, en
algún momento de la vida solemos caer en
bajones anímicos, ya que el cuerpo emocional
es el más grande obstáculo en nuestros deseos de dicha permanente.
Nuestras pruebas
o “exámenes” han de ser superados en este campo. Sabemos que todo lo que está
grabado en nuestro subconsciente, se hace consciente, a través de nuestros
sentimientos.
Es así que algún día,
en algún momento, sentimos que nada nos alcanza para ser felices.
Perdemos
el sentido de la vida, sentimos abatimiento, hastío, tenemos la sensación de
que nada vale la pena, nos desorientamos, sin encontrar el propósito de nuestra
vida. En tales momentos, la aflicción nos abate,
la mente se perturba y el cuerpo físico
queda totalmente desenergizado.
Así, ¿qué hacer en
tales situaciones?
Lo primero que debemos
recordar es que todo puede ser cambiado a través de nuestros pensamientos y
sentimientos, por lo tanto, recordar que ese momento también pasará y no seguir abatiéndonos.
Tal
vez dentro de instantes o de horas ya nos sentiremos otros y sin saber por qué,
ni cómo.
Pasar
de las tinieblas a la Luz puede ser entonces
algo que está a nuestro alcance, al accionar la más poderosa energía que todos
poseemos en nuestra Esencia.
Lo
peor es luchar contra esa condición. No
luchar porque se le da fuerza.
Se trata de un proceso
más simple aunque suele costar mucho pensar que es así.
El gran recurso es
variar la dirección del pensamiento. Pensar y hacer otras cosas. Cambiar
de actividad. Si estamos en casa, salir a dar una vuelta, distraer la atención
y pensar “esto también pasará”.
Hablar con alguien de
cualquier otra cosa suele ayudar también. El Asunto es no seguir con el
pensamiento fijo en nuestro estado de oscuridad.
La Luz se hará porque
siempre hay dentro nuestro esa enorme Fuerza Interior, sacándonos del “fondo
del pozo”.
Son muchas las
situaciones que pueden hacernos caer en bajones anímicos y esa imagen oscura se
va fijando en nuestra mente. Son formas de
pensamiento que nos torturan, transformándose a veces en una obsesión.
Sin darnos cuenta, en
ese caso, utilizamos nuestra mente en contra
nuestro, auto-castigándonos al dirigir el pensamiento sólo hacia el
problema. Este estado de infelicidad nos agota y nos roba toda la energía.
Afortunadamente, TODO
TIENE REMEDIO. Lo que la mente causa, la mente puede curarlo. No desesperar.
Todas estas condiciones son cosas pasajeras. Temporales.
Nuestra Invocación al Ser Superior es siempre
escuchada y respondida.
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