Somos Seres de Luz, radiantes, con gran fortaleza,
valientes aunque a veces nos sentimos agotados al tratar de avanzar
en nuestra vida.
Pero al
estar anclados en un cuerpo, somos Luz Viviente en la Tierra.
Encarnamos con un gran propósito, el de florecer
internamente, conocer profundamente cada parte nuestra y también nutrir a nuestro
planeta con nuestra Luz.
Nuestro cuerpo, los vegetales y animales estamos
compuestos de los mismos elementos de la Tierra. Eso compartimos, no estamos
separados de la vida que nos rodea.
Cada célula del cuerpo conoce su trabajo individual
y el unificado. Ellas obedecen al Alma, que inspira la vida y la da.
El cuerpo es maravilloso, si a veces no lo sentimos
así es porque aprendimos a estar desvinculados del alma y entonces no vemos a
nuestro cuerpo como una inteligencia viva, conectado con nuestra alma.
Es
así que el ego se convirtió en el centro y se ve a sí mismo como un objeto que
existe independientemente del SER. Y de
ese modo, el cuerpo se convirtió en objeto de estudio. Ese fue el comienzo de
la ciencia médica.
Posteriormente, se veía cada vez al cuerpo como
materia sin vida, como un poco de
arcilla, sin consciencia viva.
Se pensaba que el alma era algo sin importancia
porque el cuerpo era visto como una entidad material, igual en todas las
personas.
Y consecuentemente si un cuerpo está enfermo, debe
tener algo malo y debe arreglarse.
Y llegamos a la lamentable consecuencia. Ya no estamos conectados natural e íntimamente con nuestro cuerpo.
Estamos enajenados de nuestro cuerpo.
Estamos enajenados de nuestro cuerpo.
Antiguamente era distinto. Las personas creían que
todas las cosas estaban conectadas con todas las demás. Podían hablar con los
árboles, los animales y las plantas y todas esas criaturas no-humanas. Se
pensaba y se sentía que una energía fluía a través de los animales, los árboles
y las plantas y todos estaban interconectados.
Actualmente toda la atención está puesta en
el cuerpo:
¿Cómo se siente ?
¿Está hambriento o
sediento?
¿Se siente relajado
o tenso?
¿Siente placer o
dolor?
Vivimos pendientes de las sensaciones del cuerpo.
Y cuando nos aqueja una enfermedad generalmente vamos al médico,
sin hacer ninguna conexión con el campo energético o sea sin pensar en la
energía que es nuestro cuerpo.
El cuerpo sigue dándonos señales que son únicas y
es necesario tener consciencia del cuerpo desde el interior.
Si estamos con
perturbaciones físicas, debemos ir a nuestro interior y desde
allí encontrar las bases para manejar estas dolencias y estos síntomas.
Primero un contacto
desde el interior y luego buscar la solución en lo externo, que son aportes secundarios.
Concluyendo
Nuestro
cuerpo no es materia sin conciencia. Es Ella, nuestra conciencia, quien puede
guiarnos para aliviarnos, porque tiene una inteligencia natural que quiere
servirnos porque es divinamente inspirada. Es la auto-reparación.
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