Buenas tardes
amados lectores...
¿Cómo están, hermanos?
¡Cuántas
cosas suceden y cuán rápido pasa el “tiempo” y nosotros, aprendiendo cada día
cómo vivir de la mejor manera!
En fin, ustedes ya saben que me gusta siempre tomar
de lo útil lo más útil, para aplicarlo a mí misma y para darlo a mis hermanos o
sea ustedes, los que desean leer estos escritos.
El asunto,
según me parece, es simplificar cada día más y vivir el aquí y el ahora. (centrándose
en lo Interno).
¿Se han dado
cuenta, que sin darnos cuenta (valga la redundancia) a veces estamos viviendo
en el pasado?
Sí, nos
“toca” nos “tironea” eso, esas cosas, esos hechos que sucedieron en nuestra vida.
Por ejemplo,
¿no les ha pasado que a veces se encuentran entristecidos porque ya no están
con nosotros esas personas que conocimos, esas amistades, esas con quienes nos
reuníamos hasta “ayer” y que considerábamos como nuestra familia?
Sí, a mí me
pasó y ¿saben qué? tuve que decirme: “la vida es así, ya no están, ya pasaron
por tu vida, así debía ser”.
¿Y entonces,
ahora qué? y... no me queda otra que bajar la persiana, dar las gracias a esa
etapa de mi vida y VIVIR el HOY, sí
sólo el HOY, no tengo otro momento.
¿Cuesta, no?
¡Cómo cuesta asimilar esto pero es así!
Y bien,
sigamos adelante porque el gran secreto de la vida es ese “darse cuenta” de
algo, eso que nos hace un “clic” y nos rescata sacándonos de pensamientos
sentimientos sombríos a los que podemos debilitarlos con girar la atención a
algo constructivo.
Sólo para
seguir siendo “artífices de nuestro propio destino”, “capitanes de nuestro
barco”.
El tema que
sigue es una continuación de éste que sin duda los llenará de Paz y de Gozo
Interno.
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