Cada estudiante que está luchando
por alcanzar la luz está siendo templado tal como el mejor acero, para que
dure el mayor tiempo, soporte mejor todo y sea lo más fuerte. Esto es lo que la
experiencia de la vida le trae al individuo. (Es lo que nos presenta la vida).
Cuando uno ansía ser liberado y siguen apareciendo experiencias atribulantes, éstas son para el fortalecimiento del carácter, para darle la última, perfecta y eterna maestría sobre todas las cosas exteriores.
Comprendiendo esto puedes
regocijarte de lo que se te presente, ya que te está volviendo hacia la
gloriosa, maravillosa presencia «Yo Soy» para que te asolees en ella.
Así, amado estudiante, no te desesperes en medio de las experiencias que aparentan pesar sobre ti. Enfréntate a ellas con regocijo, porque cada paso hacia adelante lleva a la meta eterna y no tiene que ser repetido.
Que el estudiante recuerde siempre
usar la afirmación siguiente:
«Yo
Soy la Fuerza, el Coraje, el Poder de adelantar a través de toda experiencia,
cualquiera que sea y permanezco alegre, elevado, lleno de paz y armonía en
todo momento, por la Gloriosa Presencia que Yo Soy».
Para el atleta, el momento antes de
la carrera está lleno de gloriosa anticipación, pero a medida que se aproxima
a la meta y el adversario se le va acercando, él pone todos sus últimos
esfuerzos, el aliento se le agota y con el último salto alcanza la línea de la
victoria.
Así mismo ocurre con los estudiantes
en el sendero. Saben que con la práctica de la Presencia «Yo Soy» no pueden
fallar, de modo que todo lo que falta es apretarse el cinturón, armarse para
lo que sea necesario y decirle adiós con la mano al adversario.
Pero más afortunado que el atleta es
el estudiante que sabe desde el principio que él no puede fracasar porque
«Yo Soy la Energía Inagotable e Inteligente sosteniéndome».
Del
“Libro de Oro” del Maestro Saint Germain- Capítulo 10
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