Amados
lectores hermanos
Temen a las
crisis?
Tratan de
evitarlas?
Creen que
son para sufrir? NO, todo lo contrario, por eso él título lo dice claramente.
¿Han tenido
últimamente una crisis? Sabían que ellas no son para huir sino algo muy útil
para realmente resolver situaciones de nuestro vivir.
Vamos a
verlas cara a cara?
¿Qué son las crisis?
Estar en crisis es estar en un momento psicológico en que
nos enfrentamos a una prueba o valla que podemos superar.
Es un momento de confrontación con problemas y es
justamente, gracias a esa misma confrontación, que podemos resolver los
problemas.
Todas las crisis siempre producen un cambio y como
consecuencia, un crecimiento.
Las crisis, no son situaciones desesperantes, como suele
darse esa interpretación.
Crisis es cambio, momento decisivo.
Un problema es una cuestión que necesita solución y la
búsqueda de esta solución puede ser aplazada voluntariamente por algún tiempo.
Pero justo en el momento en que queremos solucionar el problema, entramos en
crisis, en confrontación.
Por lo tanto, que quede claro que toda crisis es un
estado de movilización de todas nuestras energías, mental, emocional y física
en busca de una solución.
Ejemplo: cuando a un niño se le da un problema en la
escuela, está indudablemente ante una situación que debe resolver.
Es un desafío en el que de primer momento siente que los
conocimientos que tiene, que lo que sabe, no le alcanza (justamente por eso es
un problema), siente que el desafío es más grande que lo que tiene, que lo que
sabe, que lo que hace y que lo que es. Por lo tanto el estado de conflicto lo lleva a:
. Tener más. . Hacer más.
. Saber más. . Ser
más
Moviliza entonces, todo su potencial, su equipo
mental-emocional-físico, hasta solucionar su problema.
Cuando finalmente escribe la respuesta, ya no es el mismo
de hace un momento. Ha crecido. Ha cambiado. Ha adquirido una nueva destreza. O
sea que es más.
Dejando el ejemplo del niño, los adultos nos enfrentamos diariamente
con problemas o pruebas, a veces kármicas y a veces no kármicas, como lo que risueñamente
comparto a continuación.
Estoy escribiendo en este momento con una máquina nueva,
cuyo manejo no me es familiar. ¡Estoy en una “auténtica crisis”!
Esta máquina portátil tiene otra sensibilidad que la que
uso diariamente. He aquí mi problema. Estoy a punto de dejar de escribir porque
cometo errores y me demora el trabajo. ¿Por qué no decirlo? ¡Me fastidia!
Ante este “problema declarado” puedo optar por escapar
pero ¿de qué me serviría? Sería un auto-engaño.
Mejor entro en crisis,
así movilizo todas mis energías. Insisto y continúo escribiendo mientras
converso con “Brillantita”, tal es su nombre y le digo “venceré, seré diestra
en manejarte” porque ¡YO PUEDO!
“Envío Amor a
todos tus átomos para que cooperen conmigo”.
Es éste un desafío, “venzo” o seré “vencida”.
Pero si persevero, hoy
mismo o mañana o pasado, cuando la situación de crisis, de movilización de
energías, me haga dominar el manejo de mi máquina, sabré más, seré más. Habré
aprendido una nueva destreza.
Así, con este sencillo
ejemplo doméstico he querido explicar lo que son las crisis y su importancia
como factor deseable para nuestro crecimiento.
La única forma de
crecer es practicar en las pequeñas dificultades diarias, hasta lograr nuestra
Maestría.
Todas nuestras
limitaciones pueden ser vencidas paso a paso. Eso es el camino. Es una serie de
victorias sobre las limitaciones anteriores y esto da como fruto, una expansión
de la conciencia.
Esta expansión de
conciencia, estos logros diarios, producen una íntima alegría y elevan el Alma
a Planos Superiores.
Entonces vemos, que
lejos de sentir molestias ante la palabra crisis, debemos desear que se produzcan.
Bienvenidas las crisis
o estados de movilización interna que nos hacen libres de las limitaciones, nos
hacen más fuertes y desarrollan nuestras capacidades, entrenan nuestra
paciencia y autocontrol y agudizan nuestro ingenio, sintiéndonos triunfantes
ante nosotros mismos en vez de auto-derrotados.
El triunfo es nuestro,
cuando enfrentamos a nuestros problemas con espíritu valiente, activando
nuestra potencia interna, entonces, todas las Fuerzas Superiores acuden en
nuestro auxilio, ya que sólo esperan nuestra demanda para asistirnos.
El triunfo sobre cada
crisis se convierte en una fuente de gran alegría y podemos navegar mejor los
rápidos del Karma con toda la fortaleza interna que poseemos.
Cuando
afirmamos “YO SOY”,
yo puedo, abrimos las puertas al gran “YO SOY” y su
poderoso río de vida fluye, quitando todas las obstrucciones del “no
puedo”, “no tengo” o “no soy”.
Todo problema de desarmonía, falta de salud, de dinero o
sus derivaciones, son temporales y superables, cuando no retrocedemos y
entramos en el estado de activación interna, llamado crisis.
Aunque en los primeros momentos de una situación difícil
es bastante natural que lleguemos a enojarnos, a sentirnos mal o desorientados,
no debemos desesperar.
Cuando nos calmemos
veremos que es mejor buscar la solución, antes de renunciar a todo intento.
Finalizo
este tema con las palabras del título:
Las crisis
son aliadas de nuestro crecimiento.
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