¿Es que todos venimos con una
misión a esta vida?
¿Te lo preguntaste alguna vez? ¿Lo
habías imaginado?
¿O es el caso de que ni siquiera te
consideras merecedor de tener una misión?
Por todo esto, hoy me propongo a darte
una breve reflexión que tal vez sea para ti una verdadera revelación que de
sentido a tu vida.
Cuando ignoramos el
motivo por el que vinimos al mundo, generalmente nos quejamos, pensando que la
vida no nos trata bien.
El no conocer cuál es nuestra misión y por lo
tanto, no realizarla, hace que las personas vivan una vida pobre en muchos
sentidos, en especial en el aspecto espiritual.
Cuando uno realiza “el
sueño de su vida”, ese solo hecho hace que su aura vibre en una octava más
alta.
Esto
da una gran vitalidad, pues sin saberlo, se vibra en una dimensión
superior y es de allí de donde viene la vitalidad. Entonces, hasta es
difícil enfermarse.
Seguir la
misión personal hace que nuestra mente sea más brillante, pues aún sin
darnos cuenta, se recibe ayuda por medio de la intuición, de Seres de
elevada Conciencia.
Aunque nos
parezca que las ideas brillantes son nuestras, en verdad son inspiradas por
Conciencias Superiores, desinteresadas y para quienes servir es un privilegio.
La manera
de encontrar nuestra misión en la Tierra, es, primero recordar cuál era el
sueño más importante que teníamos a los 7 años y después descubrir bajo el
auspicio de que rayo nacimos.
El rayo al
cual pertenecemos, es el que inclina la balanza hacia el triunfo en el
área en que mejor nos desempeñaremos y así es inevitable sentirnos contentos,
satisfechos, realizados en nuestro vivir.
¡Ah… qué bueno es sentir que estamos cumpliendo nuestra Misión!
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