Hace miles de
años cuando yo pisé la Tierra, el propósito y el Plan de Dios, de
nuestro Padre Eterno, era despertar la conciencia de la humanidad.
Con mis
propios pies abrí el camino, emanaba mi amor y ni siquiera mi presencia física
ha sido suficiente para despertar el amor en los corazones.
Estoy aquí
para repetir el mismo mensaje de antes, después de dos mil años y de vuestro
tiempo lineal pero el mensaje es cuántico y no se pierde en el tiempo.
El amor es el
propósito de mi Misión como hijo.
El amor es la
frecuencia cuántica más alta que existe en las dimensiones conocidas.
El amor puede
ser sentido, vivenciado, demostrado y es el Amor la gran clave para la
manifestación de Dios en la Tierra.
Amaos, amaos,
empezando por vosotros mismos y de igual modo amad a vuestro prójimo y entonces
ya no habrá dolor ni emociones que interfieran con la conciencia tan elevada
que cada uno alcanzará.
Así que
pasarán miles y miles de años, eras y eras y el amor permanecerá como el camino
para volver a casa del padre.
Dije Yo Soy la
Resurrección y la Vida pero con estas
palabras no hablaba de mí, el Cristo, hablaba del amor, del amor que es la
Resurrección y la Vida, la transformación de los hombres de plomo en hombres de
oro, como dice un hermano que vosotros conocéis bien.
Agradeced cada
mañana, al abrir vuestros ojos, agradeced por la oportunidad recibida, de haber
alcanzado la conciencia que vivenciáis hoy.
¡Que el Amor Crístico sea tan grande
que vuestros corazones estallen de Amor porque el Amor es la Resurrección y la Vida!
No hay comentarios:
Publicar un comentario