¿Te enojas, te rebelas?
¿Lloras, sientes lástima de
ti mismo?
¿O eres fuerte y lo soportas
todo, con valentía?
¿O te das cuenta que alguna
desarmonía se produjo en tus cuerpos?
Los Maestros nos enseñan que
toda dolencia es un indicador de que hay desarmonía en algún lugar de nuestro
cuerpo.
Buscar la desarmonía, tratarla, eliminarla,
disolverla, consumirla, es posible.
Consciente o inconscientemente
hemos bloqueado la energía en nuestros átomos y células y ya
no fluye, como debiera.
Ahora un par de preguntas
más:
¿Dónde se produce el dolor?
En nuestros cuerpos bajos, que son entidades vivientes.
¿Y la Presencia Yo Soy,
nuestro verdadero ser no puede impedirlo, eliminarlo? Sí, puede. Pero eso sí,
debes mandar, ordenar, TU. Pensar TU, decretar TU. (quitarle el mando a
tus cuerpos bajos).
Te daré unos Poderosos
decretos de Conny Méndez:
FRENTE A UNA ENFERMEDAD (propia
o ajena):
Niego la apariencia de
toda afección física. No la acepto ni para mí ni para nadie. La única verdad
radica en el espíritu y todo lo inferior se amolda a mi palabra, al yo
reconocer la Verdad. En nombre de Jesucristo que nos autorizó, decreto que yo y
todos somos Vida. La Vida es salud,
fuerza y alegría. Gracias Padre-Madre que me has oído.
FRENTE A TODO TEMOR (propio
o ajeno):
Niego el temor. Dios no
creó el temor, luego no tiene otra existencia que la que yo le quiera dar, y yo
no acepto, no deseo más esta apariencia creada por mí. Suelto y dejo ir toda
sombra de temor en mí (o en tí). Juan Apóstol dijo: “el amor desarraiga todo
temor”. Dios es amor, yo soy su hijo, soy hecho en, por y de amor. Esta es la
Verdad. Gracias Padre-Madre.
FRENTE A TODA TRISTEZA (propia
o ajena):
Niego la propia existencia
de esta tristeza (pena o depresión) Dios no la autoriza. Borro en mí toda
tendencia a la negatividad. No la necesito. No la acepto. Dios es dicha, gozo,
alegría. Yo soy dicha, gozo, alegría. Gracias Padre-Madre por... (Comienza a enumerar
todo lo que tengas, hasta lo más insignificante).
FRENTE A TODO LO INARMONIOSO:
Niego la inarmonía. No
acepto esta apariencia de conflicto. Dios es armonía perfecta. En el espíritu
no hay choque, ni contrariedad, ni lucha, ni cosa alguna que se oponga al
cumplimiento de la perfecta armonía. Gracias Padre-Madre, bendigo, tu armonía
en esta circunstancia.
Lo importante es mantenerse
en el ánimo que expresa la oración.
Si después de afirmar te
dejas regresar al polo negativo, destruyes el efecto de la oración. Cuida tus
pensamientos. Cuida tus palabras.
Lo que pienses y pidas para
ti, piénsalo también para los demás. Todos somos uno en Espíritu y esa es la
forma más efectiva de dar.
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