El mundo será mejor cuando cada uno de nosotros sea mejor.
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miércoles, 13 de julio de 2011

Ah... ¡qué hermoso momento de paz!


Amados lectores
Hoy escribo sobre mi sentir de este momento. Eso me nace y sigo el impulso... dejo que la energía fluya, sin darle ninguna dirección, ningún tema específico, nada proyectado, nada determinado.
Podría ser sólo para mí este escrito... o tal vez lo comparta con ustedes.
En fin, “sigamos” y veamos qué surge.

Siento ganas de estar tranquila, calma, descansando... en quietud, sin prisa, sin demandas... como si el mundo estuviera detenido...
Nada que perturbe mi paz.

Mi más grande gozo, la naturaleza, el parque, ese amado parque que todos lo días visito con Ruli, mi pequeño perrito, que llegó a mi hogar hace 5 años.
Su espeso pelaje es blanco, como Platero, “se diría todo de algodón”.

Me alienta un gran deseo de absoluta calma.
Nada de cúmulos de cosas. Muy pocas y muy ordenadas
Es mediodía.
Templada mañana de invierno, aquí en mi hogar.

Por la ventana observo ese regalo de vida, el ginkgo biloba plantado por mis manos, cerca de la entrada en 2005.
Árbol Sagrado custodio de mi hogar.
Señorial, de porte erguido. Majestuoso eleva sus ramas saludando al cielo.
Desde hace días sus preciosas hojitas amarillo doradas son desprendidas por el viento.
Caen... ¿lloran? Nooo.
¡Comienza una danza!
Darán un regalo más a la vista de quienes las observen al pasar por la vereda.
Muchas de ellas forman un tapiz dorado sobre el verde del césped.
¡No puedo quitarlas de allí!

Aquí, adentro, en mi escritorio, el único sonido es la suave música del agua, de esa pequeña fuente.
Yo misma la armé, muy simple, como todo lo que me rodea.
Unas piedritas encimadas, coronadas por un jarroncillo que pinté de dorado, el agua fluyendo... y se hizo el “milagro”... ¡Música de la naturaleza!

Afuera... sí, el mundo sigue andando.
Los conflictos, los despegos, los cambios, los tropiezos, las frustraciones, las pérdidas, el dolor y tantas cosas más...

Pero, según escribí en el libro Vivir feliz:
“Tú eres el creador de tu mundo personal”
Y ese mundo vive dentro de cada uno.
Tal vez sea cuestión de tomarnos un rato y expresar lo que el corazón siente.
Y luego seguir, caminar y caminar escribiendo nuestro día a día pero fortalecidos por el gozo interno.

Se los regalo de todo corazón.
Si les dio paz será mi grande alegría.

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