Vamos a ver aquí algo que muchas personas no saben o no tienen en cuenta al pensar y al hablar.
Todo pensamiento o palabra es una invocación a algo, a alguien.
Por ejemplo, cuando te llaman por tu nombre ¿tú qué haces? te vuelves a quién te nombró, ¿verdad?
De igual modo, por ejemplo, si dices “miedo”, esta entidad, que es inteligente, responde y se conecta contigo. Es como si ella dijera: "¿me nombraste? aquí me tienes".
Por ejemplo, cuando te llaman por tu nombre ¿tú qué haces? te vuelves a quién te nombró, ¿verdad?
De igual modo, por ejemplo, si dices “miedo”, esta entidad, que es inteligente, responde y se conecta contigo. Es como si ella dijera: "¿me nombraste? aquí me tienes".
Es por eso que debemos tener sumo cuidado, si no queremos atraer cosas desagradables, ya que el nombre de cualquier persona o cosa, hace que se presente en nuestra vida, porque regresa por el hilo de pensamiento que la emitió.
Por este motivo, evitemos invocar a entidades negativas o destructivas, no las invoquemos ni las atraigamos, pensando en ellas o nombrándolas, tales como “guerra”, “enfermedad”, “tristeza” “pobreza”,
“muerte”, etc., porque así atraeremos exactamente a eso que nombramos.
“muerte”, etc., porque así atraeremos exactamente a eso que nombramos.
Invoquemos el Poder de Dios Padre-Madre, de los Grandes Maestros de Sabiduría que sirven a la Luz, Ángeles y Seres Superiores, para poder mantenernos conectados únicamente con Ellos, evitando contactar a entidades indeseables.
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