Cuando no te sientas bien, pregúntate: ¿Qué emoción me está
perturbando?
Estamos viviendo un
período en que todo saldrá a la Luz para
que sea consumido, purificado, transmutado conscientemente, por el trabajo de
cada uno.
Esto significa que se nos
hacen evidentes los errores, las faltas a la Ley. Ante
esto, nuestra actitud debe ser la de dar gracias, ya que conociendo nuestros
errores, podemos liberarnos de sus consecuencias.
A nadie podemos
responsabilizar, ni culpar, por nuestros sufrimientos. Éstos, no dependen de lo
externo, del mundo circundante, sino de nuestras propias reacciones ante los
estímulos exteriores.
De igual modo, la felicidad
de una persona no depende de lo que la rodea, sino de su propia respuesta a las
situaciones.
El malestar o la Paz Interna
sólo dependen de cada uno. Nuestros malestares, siempre tienen que ver con las
emociones, ya que éste es el más grande de nuestros cuerpos y también el que
está en continuo sube y baja.
¿Qué hacer cuando emociones
desagradables nos conmocionan quitándonos la paz del ánimo?
¿Debemos reprimirlas o
exteriorizarlas?
Reprimirlas causa gran daño
en todos los cuerpos hasta llegar a afectar al físico.
Por ejemplo, las
preocupaciones y perturbaciones del ánimo pueden llegar a producir las
apariencias de úlceras y hasta de infartos.
La culpabilidad puede
producir parálisis, artritis, alergias, etc. Y así sucede con otras emociones
negativas.
Todo esto pasa porque nuestro
cuerpo denso absorbe todo lo que no deseamos exteriorizar.
También es bastante frecuente
en este momento de la humanidad, sentir soledad, tristeza y desamparo o el
resentimiento.
Reprimir las emociones o sacarlas son dos
condiciones indeseables pero la menos dañina es darles salida.
Esto no significa que vamos a
salir “pelearnos con el mundo” pero sí, podemos reflexionar, pensar, meditar
qué es lo que nos produce ese sufrimiento, confesárselo a uno mismo, escribirlo
o llorar, dejando que el río de lágrimas nos purifique arrastrando todo
sedimento.
Suele ser también de gran
ayuda en estos casos, poder hablar con alguien que sepamos nos podrá escuchar y
tendrá la buena voluntad de ayudarnos. Aquí, los amigos son de enorme
importancia.
Otro recurso que se puede
emplear es dejar de pensar en esa condición y voltear el pensamiento hacia algo
positivo. Esto es cambiar la polaridad. Buscarse un motivo, por tonto que
parezca, que nos haga reír, ya que la risa es un gran remedio para muchos
males.
Y como toda emoción es un
estado mental, al cambiar el foco de la atención, desaparecerá el estado
transitorio de malestar.
¿Es que me he olvidado de la
Oración?
¡No! Estos son sólo
escalones. Lo más alto es confiar en el Poder Interno que nos sacará de la
aflicción.
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