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lunes, 29 de febrero de 2016

LAS EMOCIONES: origen de muchas dolencias

             Cuando no te sientas bien, pregúntate: ¿Qué emoción me está perturbando?

Estamos viviendo un período  en que todo saldrá a la Luz para que sea consumido, purificado, transmutado conscientemente, por el trabajo de cada uno.
Esto significa que se nos hacen evidentes los errores, las faltas a la Ley. Ante esto, nuestra actitud debe ser la de dar gracias, ya que conociendo nuestros errores, podemos liberarnos de sus consecuencias.
A nadie podemos responsabilizar, ni culpar, por nuestros sufrimientos. Éstos, no dependen de lo externo, del mundo circundante, sino de nuestras propias reacciones ante los estímulos exteriores.
De igual modo, la felicidad de una persona no depende de lo que la rodea, sino de su propia respuesta a las situaciones.
El malestar o la Paz Interna sólo dependen de cada uno. Nuestros malestares, siempre tienen que ver con las emociones, ya que éste es el más grande de nuestros cuerpos y también el que está en continuo sube y baja.
¿Qué hacer cuando emociones desagradables nos conmocionan quitándonos la paz del ánimo?
¿Debemos reprimirlas o exteriorizarlas?
Reprimirlas causa gran daño en todos los cuerpos hasta llegar a afectar al físico.
Por ejemplo, las preocupaciones y perturbaciones del ánimo pueden llegar a producir las apariencias de úlceras y hasta de infartos.
La culpabilidad puede producir parálisis, artritis, alergias, etc. Y así sucede con otras emociones negativas.
Todo esto pasa porque nuestro cuerpo denso absorbe todo lo que no deseamos exteriorizar.
También es bastante frecuente en este momento de la humanidad, sentir soledad, tristeza y desamparo o el resentimiento.
Reprimir las emociones o sacarlas son dos condiciones indeseables pero la menos dañina es darles salida.
Esto no significa que vamos a salir “pelearnos con el mundo” pero sí, podemos reflexionar, pensar, meditar qué es lo que nos produce ese sufrimiento, confesárselo a uno mismo, escribirlo o llorar, dejando que el río de lágrimas nos purifique arrastrando todo sedimento.
Suele ser también de gran ayuda en estos casos, poder hablar con alguien que sepamos nos podrá escuchar y tendrá la buena voluntad de ayudarnos. Aquí, los amigos son de enorme importancia.
Otro recurso que se puede emplear es dejar de pensar en esa condición y voltear el pensamiento hacia algo positivo. Esto es cambiar la polaridad. Buscarse un motivo, por tonto que parezca, que nos haga reír, ya que la risa es un gran remedio para muchos males.
Y como toda emoción es un estado mental, al cambiar el foco de la atención, desaparecerá el estado transitorio de malestar.
¿Es que me he olvidado de la Oración?

¡No! Estos son sólo escalones. Lo más alto es confiar en el Poder Interno que nos sacará de la aflicción.

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