“...Tú debes ser el Amo, absoluto Amo y Señor de ti mismo pero tú no podrás ser tal
Amo y Señor, sino hasta que te conozcas a ti mismo, hasta que conozcas cada una
de las fases de tu personalidad.
Hasta que conozcas toda tu fuerza y tu debilidad, todos tus
poderes, físicos, mentales y espirituales; todas tus imperfecciones humanas,
tendencias y limitaciones.
Hasta que conozcas todo lo relativo a esta personalidad, que de
manera tan sutil y astuta se ha impuesto a tu conciencia, a tal punto que Tú,
difícilmente puedes decir cuando se
manifiesta ella y cuando tu Yo Verdadero.
Así, esta personalidad tuya debe ser sometida por ti mismo y
fundirse con tu Verdadero Yo.
Que tu personalidad no obscurezca la clara visión de tu Yo Divino”.
Tu Ser Crístico quiere perfeccionar a tu yo humano pero éste,
suele producir caídas, retrocesos en tu evolución, que en sí no tienen gran
importancia.
Tus cuatro cuerpos van unidos en el esfuerzo y si uno flaquea,
se desploman todos juntos.
El problema no está en que tengas caídas y bajones.
El asunto es que no te acobardes y pese a todo, desees seguir
evolucionando, ascendiendo.
“Si cien veces te caes, cien veces te levantas. No han de ser
tan violentas tus caídas ni tampoco por Ley han de ser tantas".
¡Levántate, tú puedes, la
cumbre espera!
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