Amado Maestro Jesús, desde lo profundo de mi corazón hoy quiero expresarte lo que siento.
No deseo recordarte con dolor, no quiero
verte torturado en la cruz, antes bien deseo comprender el sentido de tu
ofrenda.
Sembraste la Luz
de la Verdad y del Amor en una humanidad que no supo comprender Tu Mensaje.
Aún quienes te
rodearon Te Abandonaron y Tú pudiendo evitar tanta ignominia preferiste
continuar hasta el final.
Viniste para
darnos el ejemplo del camino a seguir, para hacernos conocer la Verdad que nos
libera, para mostrarnos que la Vida es Eterna,
que no existe la muerte!
Por eso
resucitaste triunfante y tomaste de nuevo el cuerpo material que quisieron
destruir.
¡Hoy Tú estás
vivo aquí y ahora entre nosotros y eso es lo que importa!
Tu prédica no fue
en vano, tu misión no fue estéril, las semillas que sembraste dieron frutos
exuberantes.
Hoy caminas a
través de nosotros, tus fieles, que por miles recorremos la Tierra pregonando
Tu Verdad, para disipar las tinieblas del desconocimiento y crear un mundo de
amor, de Paz, de fraternidad como fue el propósito original!
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