Muchas personas se quejan de que la vida los trata mal.
Esto sucede porque la mayoría ignora
el motivo por el que vinieron al mundo.
El no conocer cuál es su misión
y por lo tanto, no realizarla, hace que las personas vivan una vida pobre
en muchos sentidos, en especial en el aspecto espiritual.
Cuando uno realiza “el sueño de su vida”, ese solo hecho hace que su aura
vibre en una octava más alta.
Esto da una gran vitalidad, pues sin saberlo, se
vibra en una dimensión superior y es de allí de donde viene la vitalidad. Entonces es difícil enfermarse
porque de forma automática los chakras se alínean.
Seguir la misión personal hace
que nuestra mente sea más brillante, pues aún sin darnos cuenta, se recibe
ayuda por medio de la intuición, de
Seres de elevada conciencia.
Aunque nos parezca que las ideas brillantes son nuestras,
son inspiradas por conciencias superiores, desinteresadas y para quienes servir
es un privilegio.
La manera de encontrar nuestra misión en la Tierra, es,
primero recordar cual era el sueño más importante que teníamos a los 7 años y
después descubrir bajo el auspicio de que rayo nacimos.
El rayo al cual pertenecemos, es el que inclina la
balanza hacia el triunfo en el área en que mejor nos desempeñaremos y así es
inevitable el triunfo en todas las áreas de nuestro vivir.
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