De todo lo mucho y útil que se puede dar como auto-conocimiento, tomo lo más útil, la transmutación, que considero fundamental, imperativa, para vivir en bienestar continuo (o bienaventuranza).
Tal vez te preguntes ¿qué debo transmutar o cambiar?
Seguramente recuerdas:
“Señor haz de mí un instrumento de tu Paz. Que yo lleve:
Paz donde haya discordia
Amor donde haya odio
Luz donde haya oscuridad
Verdad donde haya mentira
Fe donde haya duda
Alegría donde haya tristeza
Perdón donde haya injuria
Consuelo donde haya desesperación...”
Este es el Plan Divino para ti y para todos y lo tienes incorporado en tu Espíritu, que es tu Verdadero Ser, tu YO Superior.
Tal vez te preguntes, entonces ¿no hay nada que transmutar?
Para que lo tengas bien en claro voy a repetir este concepto ya dado anteriormente.
Tu YO Superior fue provisto de un “yo inferior”, el ser personal, la persona, los cuatro cuerpos inferiores: físico, etérico, mental y emocional. Allí está el problema.
Es en esos cuerpos que debemos transmutar, porque es allí donde no hay Perfección.
Nuestras emociones y pensamientos son esa energía que nos rodea y que está contaminada con discordia, displacer, temor, tristeza, enojo, etc.
Para descubrir cuál de estas emociones indeseables te impiden manifestar la Perfección de tu Espíritu no queda otra que ver por ti mismo tus errores y cambiarlos.
Este tiempo es ideal para eso, porque viene mucha Luz, es como una lámpara más potente, que nos muestra todo lo indeseable con la única finalidad de producir el cambio, la transformación.
Sólo así podrás sentirte libre, feliz y entonces sí, podrás llevar o DAR.
Continuaré, paso a paso, dando información de ayuda para el cambio.