PARTE 3
En estos días de Navidad...
¿Podemos ver más allá de nuestra familia y darnos cuenta qué es lo que el mundo necesita?
¿Cuál será nuestro aporte?
Seamos concientes, comprometámonos ante Dios que trataremos, en lo posible, de vivir la Navidad todos los días del año, exteriorizando cada vez más la Luz Interior.
Aún bajo el deseo de gratificación, con comidas, bebidas y regalos subyace el sentimiento de Buena Voluntad que el hombre siente y que le es difícil explicar.
Que la Navidad no sea de excesos e indulgencias.
Tampoco de los violentos estruendos que nada tienen que ver con la alegría, paz y felicidad navideña.
Prepararemos con amor nuestra mesa de Navidad, con lo justo y necesario.
Regalemos nuestro amor.
Recordemos que la Navidad dura varias semanas y que tenemos a los Ángeles muy cerca. Invitémoslos en todos estos días, con música armoniosa y llamémoslos para que entren en acción en los centros comerciales donde hay gran concentración de personas, para que lleven paz a todos los hombres, iluminado sus conciencias al volcar su atención hacia el Cristo.
Que sea un tiempo de auténtica entrega, de ayuda real al prójimo, de servicio verdadero, porque Amor es acción.
Que las influencias benefactoras de estos días nos hagan crecer para que la Buena Voluntad y el Amor regresen a la Tierra.
Preparemos nuestro hogar con los arreglos navideños tradicionales, recordando que el pesebre es un punto de anclaje de Luz.
A las doce de la noche, para unificarnos con toda la humanidad, elevemos nuestros corazones y nuestros pensamientos, diciendo aunque sea mentalmente:
GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y EN LA TIERRA PAZ, LUZ Y AMOR A TODOS LOS HOMBRES.
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