Miedo a no ser capaces de hacer cosas o al qué dirán si lo intentamos. Decimos que no, cuando queremos decir que sí. Callamos cuando queremos gritar y gritamos cuando deberíamos callar.
¿Por qué? No hay tiempo para tener miedo. ¡Entonces basta! Haz algo que nunca hiciste. Atrévete. Corre el riesgo. Sé tú mismo. No tienes nada que perder y todo, todo, todo por ganar.
A veces rezamos, esperamos que las cosas pasen y nos olvidamos de lo más importante... ¡Creer en nosotros mismos! Todo depende de nuestra voluntad. De esa fuerza que nos sale de adentro. De decir "si puedo" a cada desafío.
Tenemos el poder, cuando estamos decididos. Cuando estamos convencidos de querer algo, no hay obstáculo capaz de imponerse.
Si quieres puedes llegar alto... Sólo debes proponértelo. ¡¡Despiérta!! Tienes 206 huesos y más de 700 músculos esperando. Sólo falta tu decisión. Enfréntate a tu vivir. No seas sólo un espectador.
Corre cada día un poco más lejos, salta un poco más alto. Cuando no esperes nada de los demás, cuando sientas que todo depende de ti, se fortalecerá tu espíritu. Te llenarás de logros y tu vida de sentido.
Corre cada día un poco más lejos, salta un poco más alto. Cuando no esperes nada de los demás, cuando sientas que todo depende de ti, se fortalecerá tu espíritu. Te llenarás de logros y tu vida de sentido.
Están los que desisten, los que postergan, los que se acobardan, los que no confían. Y están los que siguen corriendo cuando tiemblan las piernas o se les acaba el aire. Los que siguen cuando todo parece perdido. No se quejan, porque saben que todo pasa, el dolor, el sudor y el cansancio. Pero lo que perdurará será la satisfacción de haber logrado el triunfo.
¿Qué los hace diferentes a unos y a otros? ¡La determinación de alcanzar la cima! No superando a los demás, sino... ¡superándose a si mismo!
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