“Felices los mansos; porque ellos recibirán la Tierra por heredad”
¿Qué significa ser manso? Aquí significa algo distinto de lo que generalmente entendemos por “manso”.
Manso no es ser débil ni falto de valor. El maestro Jesús no predicó nuestra debilidad, ya que si fuéramos débiles, seríamos manejables por cosas externas.
¿Quién es manso? ¿Manso a qué?
Manso es aquel que tiene una mente abierta, Fe, confianza en su Creador y el total convencimiento de que Su propósito, respecto a nosotros, sus hijos, es traer bienestar a nuestra existencia, plenitud, abundancia de todo lo bueno.
La actitud mental de mansedumbre, implica estar dispuesto realmente a permitir que esa Voluntad, ese Amor y esa Inteligencia se expresen en nuestro vivir, aún más allá de lo que nuestra mente pequeña pueda concebir.
Una mente abierta, alerta puede comprender que vivir según el Plan Divino no significa perder ningún bien sino vivir una vida mejor, espléndida.
Manso es quien cede el libre albedrío personal, al verdadero Hacedor de todo, que actúa con Sabiduría y no según el parecer terreno, que suele equivocarse.
“Que sea lo que Dios quiera” es lo más acertado que podemos decir, porque indudablemente, Él, es decir nuestro YO Superior, nos inspirará hacer lo mejor, lo que más nos beneficie. Y si es así, ¿qué cosas desagradables pueden sucedernos?
La actitud mental de ser mansos ante el Propósito del Creador, es la llave del éxito y nos hace merecedores de “recibir la Tierra por heredad”, es decir por herencia.
Aquí tenemos el secreto que nos permite liberarnos de dificultades. Ser mansos a la Voluntad Superior, para una vida abundante de todo bien.
Parafraseando:
“Felices son los mansos que comprenden lo que es la Voluntad de Dios; porque reciben como Herencia todo lo provechoso que hay en la Tierra”.
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