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viernes, 18 de marzo de 2011

EVITAR LA AUTO-DESTRUCCION

Este tema también corresponde al libro “La Llave simple de la felicidad”.

LA ENVIDIA
No puedo dejar de escribir aquí sobre uno de los sentimientos más bajos de algunas personas. Seguramente ignoran lo dañino y auto-destructivo de la envidia.
Según el diccionario, envidia es disgusto o tristeza por el bien de los demás. Es rivalidad, celo, competencia, aversión hacia alguien.
Es por sobre todas las cosas un marcado sentimiento de inferioridad, es temor a no poseer lo que otro tiene, no sólo en lo material, sino en virtudes, capacidades o realizaciones.

La persona envidiosa, envidia todo, aún sin motivo.
La actitud sana, ante lo que otros poseen debería ser, “yo también puedo, me esforzaré y lo lograré”.

Recuerdo una fábula de Esopo, la que en síntesis cuenta que un bichito de luz caminaba por el prado, cuando se le aparece un reptil queriéndolo comer.
El bichito le pregunta “¿por qué quieres comerme? ¿Qué mal te hice?”.
Y el reptil responde: “Brillas, brillas demasiado”.

La moraleja dice:
“Haz de saber que la envidia es un reptil venenoso que trata de destruir a lo que es bueno y hermoso.”
Dios nos libre de experimentar sentimiento tan destructivo, ya que la envidia envenena a quién la alimenta y le acarrea su propia destrucción, porque hay una Ley que dice que el mal se destruye a sí mismo.

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