Vamos a ver aquí algo que muchas personas no saben o no tienen en cuenta al pensar y al hablar. ¿Qué haces tú cuando alguien dice tu nombre? Te das vuelta y le prestas atención, verdad?
Es que todo pensamiento o palabra es una invocación, un llamado. Por ejemplo, si decimos “temor”, esta entidad, que es inteligente, responde cuando escucha su nombre.
Debemos tener sumo cuidado, si no queremos atraer cosas desagradables, ya que el nombre de cualquier persona o cosa, hace que se presente en nuestra vida, debido a que regresa por el hilo de pensamiento que la emitió. Por este motivo, evitemos invocar a entidades negativas o destructivas, no las invoquemos ni las atraigamos, pensando en ellas o nombrándolas, tales como “enfermedad”, “guerra”, "odio" “tristeza” “pobreza”, “muerte”, maligno, etc., porque así atraeremos aflicciones para nosotros y para los demás.
Invoquemos sólo el Poder de Dios Padre-Madre, de los Grandes Maestros de Sabiduría que sirven a la Luz, Ángeles, Arcángeles y Seres Superiores, para poder mantenernos conectados únicamente con Ellos, evitando contactar y atraer lo discordante.
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