Nuestro camino de Ascensión es como escalar una montaña.
En ese escalar, en ese andar diario nuestro, llega un momento en que el físico se siente exhausto, el emocional se angustia, el mental piensa que debe seguir. ¿Qué hacer en ese caso?
Allí debemos parar la marcha, descansar, aquietarnos e invocar a la Fuerza Interna, a la Presencia “YO SOY”. Ella entonces atrae los cuerpos hacia sí y los recarga con nueva energía. Así se calma la mente, se pacifican los sentimientos y se revitaliza el físico. Esa Invocación a Dios hace el camino más fácil.
Todo lo que hay que hacer es escuchar la Voz del Silencio, la Voz Sabia e Inequívoca que nos simplifica las dificultades, sugiriéndonos soluciones inesperadas.
Vemos de este modo que el camino más corto y eficaz es recurrir a la Presencia “YO SOY”, antes de intentar soluciones de la mente inferior solamente.
Funcionar así es todo un “nuevo” aprendizaje, es el retorno a lo que fuimos originalmente.
Es el retorno a lo SIMPLE, es dejar que sea el Ser Interno el que se manifieste, sin poner obstáculos como son las dudas, la incertidumbre, el no saber qué hacer, ya que estos son caminos sinuosos y desgastantes.
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