¿Cómo se formó nuestro cuerpo visible? Éste está integrado por partículas de energía, de Luz, de átomos que a su vez forman moléculas, células, tejidos, órganos y finalmente el cuerpo.
Estamos formado de incontables billones de partículas de luz, procedentes de la Suprema Energía, para nuestro uso.
Esas partículas de luz, llegan a nuestros cuerpos para renovarnos y deben pasar, fluir, a través nuestro, sin nada que las obstaculice. Pero cuando alguno de nuestros cuerpos está desarmónico, los electrones quedan momentáneamente aprisionados en los cuerpos. En ese caso retardan su movimiento y como consecuencia se entorpece la acción benéfica que debían darnos. Es así que nuestras mentes y cuerpos se vuelven más densos. Esto es lo que pasa cuando nos “bajoneamos”.
Cuando se atasca la entrada, ya no puede penetrar la nueva energía que viene para aliviarnos, curarnos y restaurar nuestros cuerpos. Pero podemos volver a elevar nuestra vibración, armonizándnos en pensamientos y sentimientos.
Y cortar el mal hábito de contar a los demás todo lo malo que nos pasó, es decir no re-vivirlo. En suma, limpiarnos, purificarnos, Orar, meditar e invocar a la Presencia “YO SOY” para que nos limpie con Luz Violeta.
Podemos pensar en la Luz, imaginarla, visualizarla, mentalizarla, como rayos de Luz, o como una envoltura, como un Sol, como cada uno pueda. Al desear la Luz, Ella viene inmediatamente porque responde a nuestro llamado.
La Luz que pedimos voluntariamente, acelera cada átomo y célula y de ese modo se reestablece la armonía en nuestros cuerpos. Debemos tener muy en cuenta esto y ser canales abiertos para que la potente Luz de la Creación, pueda liberar las imperfecciones y renovar nuestros órganos, hasta los huesos mismos.
Leer estas instrucciones, utilizarlas y difundir los beneficios recibidos, nos convierte en Mensajeros de la Luz.
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