Apelemos a la Misericordia Divina que siempre perdona los errores humanos; es ya hora de que comprendamos y apliquemos la Ley del Perdón y del Olvido. Ese es el camino que lleva a la cesación de la causa del sufrimiento.
En Verdad hay dos formas de evolucionar:
. a través del sufrimiento.
. o del despertar interno.
La persona que esté experimentando sufrimiento está purificando la Energía Divina que alguna vez mal usó.
Pero también puede purificar, redimir esa energía, liberándola por su apertura de conciencia, usando lo que los Grandes Maestros de Sabiduría nos dan.
Depende de cada uno, de la elección que haga.
Nadie quiere sufrir, supuestamente.
Entonces ¿dónde está la falla?
Entonces ¿dónde está la falla?
Hasta los más sinceros estudiantes de la Verdad suelen tropezar con este inconveniente. Usan la Ley del Perdón, piden Perdón, perdonan a todos los demás pero... no se perdonan a si mismos. Siguen mentalmente aferrados a los errores del pasado.
Al recordar viejas situaciones angustiantes, se culpan y así demuestran que no internalizaron lo que es el perdón y el olvido total. Esto equivale a no perdonarse. Sin olvido no hay perdón. Es decir que si no se olvida, sigue esa falta de perdón en uno mismo, como resentimiento, como herida, como ofensa, causándonos como consecuencia, algún mal físico, en el presente o gestándose para más adelante.
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